Abordando Desafíos Globales
La historia de la acuicultura comenzó hace más de dos mil años en China. El cultivo de la carpa satisfacía una necesidad básica: La de proporcionar un suministro constante de pescado que no dependiera de las estaciones o que estuviera sujeto a los caprichos y riesgos de la cosecha silvestre.
En las últimas décadas se han visto muchas poblaciones de peces silvestres totalmente explotadas y las tendencias de captura del promedio mundial han ido disminuyendo o, en el mejor de los casos, no aumentan; de hecho, los desembarques de los países de la OCDE están un 40% por debajo de su peak a fines de los años ochenta.
A medida que las pesqueras silvestres han ido disminuyendo a nivel mundial, la acuicultura ha crecido. Ya no es un sector de nicho, de hecho, la acuicultura en los últimos años, proporciona más del 50% de los productos marinos consumidos en todo el mundo.
Los fundamentos de la acuicultura se han ampliado en los últimos tiempos. La industria acuícola, ya no se limita solo a proporcionar productos del mar donde las pesqueras silvestres no pueden producir, sino que, además, desempeña un papel cada vez más relevante en la provisión de seguridad alimenticia en un planeta presionado, no sólo por una creciente población, sino también por la gran cantidad de amenazas por el cambio climático.
Hace aproximadamente 100 años, la población mundial era de 2 mil millones de personas. Para el 2050, las Naciones Unidas predice que este número llegará a casi 10 mil millones. La manera de poder alimentar a esta cantidad de personas puede llegar a ser el mayor desafío del siglo XXI y es en el que Mowi se encuentra en una posición única para liderar.
Con la posibilidad de que la capacidad de carga máxima de la parte terrestre del planeta se sobrepase a mediados de siglo, debemos corregir nuestra relación con el océano, la cual actualmente nos proporciona solamente el 2% de nuestro suministro total de alimentos, pese a que cubre más del 70 % de la superficie de nuestro planeta.
La erosión del suelo, la sobreexplotación actual de la gran mayoría de las tierras cultivables y la tensión puesta en los recursos de agua dulce, se prestan para contribuir a cultivar los océanos de la misma forma en que labramos la tierra en el pasado. El hecho de que la huella de la acuicultura sea mucho menor en comparación a la agricultura, es una prueba del potencial que tiene este sector para convertirse en el nuevo gran suministro para la comunidad.
Dado a que los productos del mar son beneficiosos para la salud y son cada vez más reconocidos y promovidos por las autoridades sanitarias de todo el mundo, no debería ser una sorpresa el hecho de que el consumo mundial per cápita de estos productos vaya en aumento. Un ejemplo de ello es China. En 1961 su consumo nacional de pescados y mariscos fue de 9kg/per cápita y para el 2016 había aumentado a 20kg.
Parece establecido que la acuicultura se convertirá en un importante contribuyente para satisfacer nuestras crecientes demandas de alimento. El hecho de que este sector sea el que menos depende de los recursos de agua dulce y de la tierra, sin duda será muy ventajoso en las próximas décadas.
La acuicultura también es increíblemente eficiente en recursos por otras razones: En comparación con sus equivalentes terrestres, los peces no necesitan gastar valiosa energía para luchar contra la gravedad, ni para controlar la temperatura de su cuerpo. Esto conduce a que sean más eficientes en la conversión de alimentos, así como también a producir una huella de carbono menor. De hecho, el salmón produce una décima parte de la huella de carbono que la carne de vacuno. Si bien es cierto que la acuicultura ha estado con nosotros durante miles de años, es evidente que ahora ha llegado su momento de verdadero surgimiento.
En Mowi creemos que, al cultivar el océano, estamos produciendo de manera sustentable, alimento sano, nutritivo y asequible para la sociedad en general.